Carolina Ariza habla con Santiago Vélez - SOLO SWAB

on martes, 29 de septiembre de 2015


Santiago Vélez nace en Medellín en 1972. Realiza estudios de Estética y de Artes Plásticas en la Universidad de Nacional de Colombia sede Medellín, y actualmente realiza una maestría de Producción e Investigación Artística en la Universidad de Barcelona. Está representado por la Galería Lokkus Arte Contemporáneo de Medellín en donde presenta actualmente la muestra individual Náufragos. Vive y trabaja entre Medellín y Barcelona.

Santiago Vélez fundamenta su investigación en torno a preocupaciones ecológicas, políticas y sociales sobre el medio ambiente, del agua como elemento determinante y de la relación que estos establecen con el hombre y sus comunidades.
Con instalaciones y lenguajes multidisciplinares, observa las relaciones de desigualdad dentro de entornos específicos y las implicaciones sociales que los problemas del agua pueden tener a nivel global. Desde su instalación en Barcelona en el 2014, su investigación gira en torno al agua como espacio fronterizo frente a los flujos migratorios en Europa y la gestión política de estos en Europa y el mundo.

Carolina Ariza: Me gustaría que contextualices tu trabajo, la relación tan fuerte que tienes con el agua y cómo tu obra logra vehicular un problema social y medioambiental.

Santiago Vélez: Siempre he trabajado mi obra a partir de preocupaciones concretas relacionadas con el agua como elemento básico de la vida, pero también con las  potencialidades simbólicas y visuales que tiene. Desde hace unos diez años, esos intereses se fueron canalizando en asuntos más puntuales como la relación entre el agua y el medio ambiente, o el agua y los factores económicos, sociales y políticos.

Creo que eso tuvo que ver con una serie de acontecimientos climáticos que afectaron al país y que veía reflejados constantemente en Medellín y Antioquia: inundaciones y lluvias torrenciales arrasaban con todo, luego sequías feroces dejaban pueblos totalmente sedientos. Al ver estas contradicciones en los lugares que visitaba, este problema apareció como algo palpable, del día a día, y me di cuenta que todo está atravesado por el agua.


CA: ¿Y cuando hablas del elemento simbólico a qué te refieres?
SV: Hay muchas connotaciones simbólicas posibles, como por ejemplo el reflejo de narciso en el agua, o la ilusión visual creada por los espejismos. También está la famosa frase de Heráclito, para quien ningún hombre puede bañarse dos veces en el mismo río, señalando así la posibilidad de trasformación no sólo del paisaje sino también del ser humano. Todo esto estaba reflejado de algún modo en los primeros procesos artísticos que desarrollé.


CA: ¿Y el aspecto visual, también está conectado con esto que estás diciendo, no?
SV: Sí, tengo casi una obsesión de querer recortar un pedazo del agua y llevarlo a una sala de exposición. En el fondo esto responde a la necesidad que siento de trasmitir las imágenes y formas acuáticas que veo, bajo la forma de fotografías, vídeos e incluso objetos.



Estanque, 2005, Impresión digital sobre vidrio con resinas, 10 x 80 x 80 cm


 CA: Recuerdo unas obras en vidrio, “Estanque”, que representaban reflejos del agua en vidrios.
SV: Sí, era casi una necesidad de copiar al agua, entonces fotografiaba los reflejos del agua e imprimía las imágenes resultantes en un plotter trasparente, adhiriéndolas posteriormente a vidrios y espejos justamente para aludir a esa posibilidad de trasportar, de llevarme un pedacito, un fragmento de aquello que estaba observando en un paisaje determinado. La necesidad de instalar esas imágenes sobre espejos o algún otro material reflectante era también para sugerir una condición narcisista de la imagen del espectador, que se veía reflejado en la obra misma.


CA: ¿Cómo se ven reflejados en tu obra los problemas sociales generados por el cambio climático y las repercusiones económicas que éstos engendran?
SV: Yo empecé con una cosa muy sencilla, que era la preocupación por las inundaciones o las sequías: la necesidad de la gente de contener el agua cuando había inundación y de almacenarla para cuando hubiera sequía. Pensando en trabajar esa contradicción aparecen en mi trabajo las cajas de cartón llenas de agua, que no siendo para nada un objeto idóneo para almacenar el agua, generan en vez choques de sentido.

Por esa época también empecé a interesarme en los efectos que genera la actividad minera en el uso y consumo del agua. En Colombia, particularmente en toda la región Antioqueña, hubo un nuevo boom de la explotación minera que tuvo como consecuencia una explotación a ultranza del recurso hídrico, provocada por la canalización inescrupulosa de ríos y afluentes. Yo hice una investigación en el páramo Santa Inés en el municipio de Belmira, cercano a Medellín, donde se sitúa la gran reserva de agua que surte y abastece a toda la ciudad. En los alrededores de este lugar hay tres minas de carácter artesanal, donde los mineros trabajan sin ninguna precaución, sin protocolos de extracción ni de conservación del recurso hídrico, por lo que el río recibe no sólo la tierra destruida producto del saqueo, sino también químicos como el mercurio y el cianuro que van directo al agua que bebemos.


CA: En SWAB vas a mostrar dos obras que me parece son bastante significativas, y una de ellas es “Ley de páramos”, que precisamente está relacionada con el tema minero. ¿Podrías hablarnos un poco más de esta obra?
SV: Ley de páramos nace justamente de la visita al páramo Santa Inés del que hablaba antes y de la crisis medioambiental que genera la extracción minera.

A pesar de que hay proyectos de ley en Colombia destinados a proteger este tipo de lugares, éstos no han sido aprobados todavía porque no tienen un apoyo suficiente en el Congreso. Por el otro lado el oro se vende por ley: ley 100 es el más puro, ley 95 el metal empieza a ser impuro, entonces la idea era hacer un juego de palabras con la ley. ¿Qué es lo que te impone la ley? La obra es un relato sencillo sobre como sale el agua desde el páramo y como termina después de haber pasado por las minas. Está compuesta de un video y de tomas fotográficas del mismo, además de ciertos objetos como una batea, herramienta utilizada por los mineros para el lavado de minerales, que presenta los efectos que generan los químicos que son arrojados al río.


CA:¿A partir de qué momento se empiezan a usar los productos químicos? ¿Cómo hacían los indígenas para extraer el oro sin usarlos?
SV: Hay que decir que todo el país está lleno de oro, y donde uno haga un hueco encontrará, entonces lo que pasaba con los indígenas es que ese oro ya estaba fuera de la tierra, no había necesidad de excavar tanto, porque corría por los ríos.

Los ingenieros de materiales a los que consulto habitualmente para esta investigación me han dicho que el elemento que siempre se ha utilizado para aglutinar es el mercurio: es este material el que crea la amalgama. Pero parece ser que los indígenas usaban unas hiervas, unas plantas, que hacen la misma función de amalgamar. Incluso hoy día hay unas comunidades afrodecendientes del Chocó (departamento cercano a Antioquía) las siguen utilizando y la diferencia con los mineros actuales es el gran daño medioambiental que provocan estos últimos, que viene de la quema del mercurio: no sólo lo arrojan al río, lo que ya es terrible, pero lo peor es que para separarlo del oro después de haber obtenido la amalgama lo queman y todos esos vapores se van al aire. Esto es lo que hacen indiscriminadamente, sin ningún control. Lo hacen allí en una ollita, queman el mercurio y siguen sus funciones.

Lo que se está intentando promover a nivel global en este momento es evitar el uso del mercurio, o en su defecto promover un uso contralado, pero lo que vemos tanto en la minería ilegal como en la artesanal es que no hacen buen uso ni del mercurio ni del cianuro, que es utilizado posteriormente con el fin de sacar el último trocito de oro que quede en la arena.


Ley de paramos, 2015, video, 4:30.

CA: ¿Qué nos muestra el video con el agua?
SV: El recorrido del agua en todo el proceso minero: desde la extracción del páramo, su ingreso posterior a los molinos de trituración, el proceso de la mezcla con el mercurio y luego el estado que adopta en los tanques antes de ser arrojada al río.


CA: Me imagino que ocurre un fenómeno de coloración del agua.
SV: Claro, se vuelve arenosa, y luego de la mezcla con el cianuro se torna absolutamente negra.

CA: ¿Y las fotografías qué nos muestran?
SV: Las fotografías corresponden a fragmentos del video, elegidos justamente para mostrar la degradación que sufre el agua en el proceso.


Ley de paramos, instalación dentro del proyecto Agua Oro presentado en la exposición Contraexpediciones en el Museo de Antioquia (Medellín), 2014.



CA: ¿Y la instalación de objetos?
SV: Está compuesta de bateas, un objeto muy básico en la minería que siempre está hundido en el agua. La instalación tiene por objetivo mostrar el impacto que tiene el objeto en este proceso de contaminación. La batea tiene tallado el dibujo del Río Nechí, cerca a Medellín, en donde se realiza la extracción artesanal de oro. Son líneas trazadas con vidrio con mercurio que representan el recorrido del río durante el cual el agua se va contaminando. La instalación es entonces un mapa de estos lugares muy problemáticos de la región de Antioquia.



Ley de paramos, 2015, objetos que componen la instalación: tanques de cianuración, urna de vidreo y batea de madera.



CA: La obra también está compuesta por una urna de vidrio, ¿de qué se trata esta parte de la instalación?
SV: Con todo este problema minero de fondo, y considerando además que el gobierno está dando muchas concesiones a empresas internacionales para la extracción, es obvio que el problema es de política de gobierno. La urna connota también la idea de patria. La bandera de Colombia está compuesta por el amarillo, el azul y el rojo: el amarillo simboliza el oro y las riquezas; el azul, los ríos y los mares; y el rojo la sangre que derramaron nuestros líderes independentistas. Lo que yo hago es alterar la composición de la bandera: porque de riqueza ya queda muy poco, ésta se transformó en un espacio vacío que reemplazo por una porción mínima de oro.  La parte del agua, los ríos y el mar fue reemplazada por gotas de mercurio, y  el rojo de la sangre está simbolizado por la arena, arena que pasa por todo el proceso de triturado, porque lo que se está desangrando es la tierra.



Lavado, 2014, Frottage sobre alcantarilla con tinta de billete
Río de la Plata, 2014, Figuras con billetes


CA: “Río de la Plata” es una obra que hiciste el año pasado, ¿puedes contarnos un poco sobre el contexto de su realización?
SV: El año pasado estuve viviendo algunos meses en Buenos Aires y poco tiempo después de mi llegada me invitaron a participar en un proyecto. Quería hacer una investigación sobre el río de la Plata, por lo que inicié un trabajo de campo en el Delta del Tigre.
Yo había llevado dólares para subsistir, que tenía que cambiar por pesos argentinos. En Buenos Aires se manejan dos tipos de cambio: el dólar oficial y el dólar blue, que es pagado al doble del peso oficial. Las casas de cambio del dólar blue están instaladas en Florida, una de las  calles principales de la ciudad en pleno centro, y los cambistas están siempre afuera, ofreciendo cambiar dólares, euros y reales. A fuerza de recorrer tantas veces esta calle, me di cuenta que el río de la plata es la calle Florida, todo este mercado seminegro llamado “azul” se asimila al flujo del río.
Empecé a hacer analogías con lo que veía allí, y la primera surgió del hecho de que a estas personas que trabajan vendiendo dólares les dicen arbolitos, entonces empecé a hacer arbolitos con los billetes de dos pesos, que es el de más baja denominación de la moneda argentina. Estos bosques de arbolitos de Florida denotan también lo que está desapareciendo, lo que se está devaluando, porque el dólar allí cambia abrumadoramente cada día.

En el cruce entre las calles Florida y Corrientes hay un desagüe, y puesto que todo lo que oía constantemente en ese lugar era la oferta del cambio de monedas hice un video muy sencillo del desagüe acompañado de la narración de la oferta constante del cambio. Yo no tengo pruebas, pero creo que todo este mercado semiclandestino tiene que estar ligado a un sistema de lavado de activos. No sé de qué forma, pero tiene que ser así porque la disparidad entre el dólar de la calle y el dólar oficial es muy fuerte. Teniendo entonces en mente esta idea de lavado de dinero que yo no podía demostrar, me fui por la calle Florida buscando las alcantarillas en donde estaba inscrita en relieve la palabra agua para frotar en un papel blanco y obtener unas improntas de sus tapas. Es decir que hice un frottage con la tinta del billete. Esto me permitía mostrar simbólicamente todo ese proceso de la perdida del valor que sufre la moneda al pasar por el lavado de divisas.



CA: Me parece interesante que cada elemento de la obra constituya una narración, cada elemento habla de la experiencia vivida que tú vas trasformando en obra.
SV: En cada oportunidad trabajo con un objeto o con una situación que me impacta mucho, y es a partir de esa apropiación que empiezo a generar todas la relaciones con lo que veo y lo que experimento.



CA: ¿Qué proyecto estás desarrollando ahora?
SV: En octubre presento una obra en el MDE15 que toca el tema de la migración. Muchos africanos, chinos e incluso cubanos que vienen desde Ecuador están llegando a Colombia y comienzan a recorrer el país de sur a norte, buscando llegar a Panamá, pero todos se quedan atascados en Antioquia, en el golfo de Urabá. Hice una investigación de terreno y lo que voy a presentar es el cómo y el por qué de esta situación. Quise trabajar el problema de la migración, temática recurrente ahora en Europa, pero no me tengo que ir tan lejos para ver que también está ocurriendo aquí, en mi país. Algunos migrantes se aventuran por el río Atrato hasta pasar la frontera con Panamá, lo que implica adentrarse en la selva, territorio complicado de por sí y ocupado además por los indígenas Kuna. En este momento estoy intentando desarrollar unas piezas con los indígenas Kuna.



CA: ¿Es una travesía muy peligrosa?
SV: Este tramo es pesado porque son casi cuatro horas de trayecto en lancha, pero a pesar de eso el recorrido no es tan mortal como el del Mediterráneo. Lo que sí está sucediendo es que Colombia tiene la política de expulsar a los inmigrantes ilegales haciéndolos devolverse al país por el que entraron, que en este caso es Ecuador. Evidentemente, las mafias controlan la inmigración ilegal, lo que se suma a las tensiones creadas por los paramilitares y la guerrilla, más los sobornos recibidos por parte de la policía y el Estado, el flujo de migrantes se convierte en un negocio rentable ya que al día de hoy se ha comprobado en un flujo de 20.000 personas al año. La idea de este proyecto es entonces señalar no solamente el problema que ocurre en la frontera, y más específicamente en el río Atrato, sino también todo el trasfondo de desajustes sociales, económicos y políticos que empujan a la migración.